A partir de hoy jueves 15 de mayo, con motivo del Día Internacional de los Museos cuyo lema es “Los vínculos creados por las colecciones de los museos”, se expondrá en el museo paleontológico de Dinópolis en Teruel un cráneo de perezoso gigante sudamericano del género Scelidotherium. Este fósil forma parte de la Colección Rodrigo Botet del Museo de Ciencias Naturales de Valencia y su exposición se enmarca en la colaboración entre el Museo Aragonés de Paleontología y el Museo de Ciencias Naturales de Valencia para el intercambio temporal de fósiles. Asimismo, el museo de Valencia contará con los fósiles de un pie izquierdo de Turiasaurus riodevensis, hallado en el yacimiento de Barrihonda de la localidad turolense de Riodeva. Dichos fósiles se expondrán en cada museo hasta mayo de 2015.
Cráneo de Scelidotherium cedido por Museo de Ciencias Naturales de Valencia.
Más allá del propio valor paleontológico, el fósil de Scelidotherium tiene un gran valor histórico al pertenecer a la mejor colección europea, posiblemente, de fósiles del Pleistoceno suramericano. La existencia de esta colección resultó de la iniciativa del ingeniero valenciano José Rodrigo Botet, quien la regaló a la ciudad de Valencia en 1889, “llevado del noble y generoso deseo de dotar a su patria de un Museo tal vez único en su género en Europa” según resaltan las crónicas.
Los escelidoterios fueron perezosos gigantes que se originaron en América del Sur y colonizaron todo el continente americano durante el Pleistoceno, desapareciendo en la última glaciación. Scelidotherium era un mamífero herbívoro que podía alcanzar 3,5 metros de longitud y su peso se ha estimado en una tonelada. Tenía una cabeza relativamente pequeña y alargada y enormes garras. Todo parece indicar que era un animal pesado de marcha lenta y que podría construir grandes madrigueras para refugiarse o invernar, como hacen hoy en día los actuales osos. Las primeras descripciones fueron realizadas por Charles Darwin en Bahía Blanca, durante su viaje a bordo del Beagle (‘mamíferos gigantes habitaron la región’) “Se hace imposible reflexionar acerca de los cambios que se han originado en el Continente Americano, sin experimentar el más profundo asombro. Ese Continente, en la antigüedad debió de rebosar de monstruos enormes; hoy en día ya no encontramos más que pigmeos, si comparamos los animales que en él viven con sus razas similares extintas”. Charles Darwin, ‘El viaje del Beagle’ (anotación de 1834).
El cráneo de Scelidotherium junto al esqueleto de otro perezoso gigante Eremotherium.